viernes, 25 de junio de 2010

Alfajorcitos marplatenses






No se haga ilusiones… ¡Nada que ver con los deliciosos alfajores que se elaboran allá! Se trata de una masa que me enseñó a hacer Rossana, una amiga marplatense que de cocina sabe tanto como de peinados… y que a mí se me ocurrió usarla para inventar unos alfajorcitos que realmente resultaron “fuera de serie”. Y además, una fórmula facilísima para aprenderla de memoria: ¡Igual peso de azúcar, manteca blanda y harina leudante!

Ingredientes

Manteca blanda, 100 gramos
Azúcar (la de molido más fino que encuentre…), 100 gramos
Harina leudante, 100 gramos
Esencia de vainilla, 1 cucharadita

Varios

Dulce de leche de repostería
Glasé real liviano

Preparación

1.       Ponga sobre la mesa la harina, el azúcar, la esencia y la manteca.
2.       Mezcle con las manos de modo que el calor de las mismas una todo en un bollo tiernísimo.
3.       Tome una porción de masa y sobre la mesa bien enharinada (¡el palote también!) estírela fina, más fina… ¡finísima! dejándola del grosor de una hoja de papel.
4.       Despegue la masa de la mesa con una espátula.
5.       Recién entonces recórtela en discos de unos 5 cm de diámetro.
6.       Levante cuidadosamente los discos con una espátula y, a medida que lo haga, vaya  acomodándolos sobre una placa forrada con papel manteca o cualquier papel blanco.
7.       Cocine los discos en horno caliente de 3 a 4 minutos. Espíe de a ratos, pues ¡en un segundo pueden tostarse demasiado o quemarse!
Apenas los vea suavemente tostados ¡retire enseguida la placa del horno y déjelos enfriar en la misma! Recién entonces despéguelos cuidadosamente con espátula (son más frágiles que un discurso político en víspera de elecciones). Siga cocinando del mismo modo otras tapitas, hasta terminar con la masa.

Terminación

1.       Una vez cocida las tapitas, únalas de a dos con dulce repostero en el medio. Unte los discos con mucho cuidado (¡manos de hada!) pues son muy frágiles.
2.       Cuando haya armado los alfajorcitos, ponga el glasé real liviano en una manga con boquilla finita y en la superficie de cada uno haga un garabato de líneas cruzadas, como si le temblara el pulso… Deje secar el “adorno” y… ¡a la carga!


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