lunes, 18 de julio de 2011

Fondue Bourguignonne


            En realidad una “fondue” no es más que una cosa “fundida”… Pero en esta “fondue”… ¡creo que lo único que se fundirán son sus bolsillos! Yo creo en la ley de las compensaciones. Por un lado usted gastará en lomo, carré de cerdo y pechuguitas de pollo; o en champiñones y alguna salsita 5 estrellas… Pero habrá ahorrado en otros rubros muy importantes: cocción junto a la cocina y despliegue de vajilla… Además, habrá ganado lo más importante: ¡“romper el hielo” entre los invitados y prolongar hasta el infinito la sobremesa y la charla informal y divertida! ¿Le parece poco para los tiempos que corren?

EN QUE CONSISTE LA FONDUE BOURGUIGNONNE

  • Coloque en la caquelón aceite bueno bien caliente y apóyela sobre el calentador a fuego mínimo.
  • Alrededor, distribuya fuentecitas con carnes crudas cortadas en trocitos, para que cada comensal pinche con su tenedor el bocado elegido y lo sumerja en la caquelón para cocinarlo al “punto” que le guste. Cada tenedorcito del juego de la caquelon tiene en el extremo un color diferente, para que los invitados no se distraigan y roben el pinche de su compañero… Aunque si esto ocurre, disimule: “El disimulo es una sabiduría abreviada” (Bacon).
  • Trate de que cada comensal tenga para sí un platito donde “descargar” el pinche una vez cocido el trozo elegido y, al mismo tiempo, servirse la salsa o guarnición que desee. Porque eso de estar hundiendo todos los invitados sus pinches en una misma salsa… ¡será muy divertido para todos, menos para el mantel! Por otra parte, llevarse el tenedor directamente a la boca puede ser muy audaz… ¡pero siempre termina llamando al Instituto del Quemado!
  • No enloquezca a sus invitados (ni se enloquezca usted) haciendo gala de todas las salsas que sabe hacer. Bastarán 3 salsas frías y 3 salsas calientes ricas (hechas por “duplicado” para ponerlas al alcance de todos) para cumplir su cometido. Lo mismo vale para las guarniciones. Eso sí: aunque a usted le gusten las “agridulces”, tenga en cuenta que cada invitado tiene personalidad propia con paladar incorporado.
  • Un plato con divisiones sería ideal para este tipo de comida. Pero no se desespere: lo que se come no es el plato sino lo que usted disponga en las fuentecitas…
  • No se olvide de poner la mesa canastitas con pancitos o galletitas o grisines o lo que se le ocurra mejor.
  • Y acuérdese que aunque lo que mejor cuadra para las carnes rojas es un buen tinto (Luiggi, Bosca, para Carlos, Valmont, please…), nosotras, las mujeres, morimos por un blanco… (Fond de Cave de Trapiche… Chardonnay de Navarro Correas… ¡champan Henri Piper o M. Chandon!... ¿por qué no?

Última recomendación: Olvídese del mantel que heredó de su abuela y ponga sobre la mesa uno que a usted no le importe… que se salpique de aceite o de salsas… Recuerde lo que decía Clarassó: “Hacer compañía consiste en añadir algo a la vida de los demás, y hacer que ellos se sientan cómodos en nuestra compañía”.

 

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